Cuando vieron muerto a Patroclo,
que era tan valeroso, y fuerte, y joven,
los caballos de Aquiles comenzaron a llorar;
sus naturalezas inmortales se indignaban
por esta obra de la muerte que contemplaban.
Sacudían sus cabezas y agitaban sus largas crines,
golpeaban la tierra con las patas, y lloraban a Patroclo
al que sentían inanimado -destruido una
carne ahora mísera -su espíritu desaparecido indefenso
-sin aliento de vuelto
desde la vida a la gran Nada.
Las lágrimas vio Zeus de los inmortales
caballos y apenóse. «En las bodas de Peleo»
dijo «no debí así irreflexivamente actuar;
¡mejor que no os hubiéramos dado caballos míos
desdichados! Qué buscabais allí abajo
entre la mísera humanidad que es juego del destino.
A vosotros que ni la muerte acecha, ni la vejez
efímeras desgracias os atormentan. En sus padecimientos
os mezclaron los humanos». -Pero sus lágrimas
seguían derramando los dos nobles animales
por la desgracia sin fin de la muerte.
************************************************
Este poema pertenece al poeta griego Constantino Petrou Cavafis, una de las figuras literarias más importantes del siglo XX y uno de los mayores exponentes del renacimiento de la lengua griega moderna. Analizaremos su poema, «Los caballos de Aquiles»
Es muy importante destacar la amistad recíproca que unía Patroclo con Aquiles . Patroclo participó junto a Aquiles en la guerra de Troya, donde llevó a cabo numerosas hazañas. En una de ellas, la más notable, cuando Aquiles se retiró del combate, Patroclo, al ver la situación crítica en que se encontraban los griegos, convenció a su amigo para que le prestase su armadura y le dejase combatir. Así armado, llevó a cabo una verdadera carnicería entre las filas troyanas, que sólo acabó cuando Héctor, con ayuda de Apolo, consiguió darle muerte. Al conocer la muerte de su compañero de batalla, Aquiles se lanzó sin armas al combate, espantando con un terrible grito a los troyanos, que huyeron despavoridos. Aquiles, destrozado por la pérdida, rindió honras fúnebres a su amigo . La muerte de Patroclo aparece relatada en los cantos XVI a XXIII de la Ilíada.
En el poema de Cavafis confluyen varios temas interesantes para comentar: el destino y la muerte.
El destino es representado por las Moiras, las diosas que han estado trazando la senda que han de seguir los hombres a lo largo de sus vidas y gobiernan desde el comienzo de los tiempos el destino de la humanidad. Ni Zeus, dios de dioses, es capaz de escapar a sus designios. Con la muerte de Patroclo, su libertad y la seguridad de ser dueño de su propio futuro no eran sino sombra que se diluían en el inevitable transcurrir del tiempo, pensando que el era dueño de su vida y que su futuro dependía de sus decisiones libremente adoptadas, pero, de repente, la vida le enseña que no es así, que hay un guión previo y que ellos, de manera inconsciente, se ven sometidos a una estructura diseñada, escrita por la necesidad del destino para reestablecer un orden. Es curioso que Patroclo se esconda bajo la armadura de Aquiles para intimidar al enemigo, desempeñando un papel que no es el suyo. Probablemente, pensaría que la batalla estaría ganada llevando la armadura de su compañero, siendo Aquiles el más temible de todos los guerreros. Patroclo se dejó llevar por la desmesura (hybris) aludiendo a un orgullo o confianza en sí mismo muy exagerada, especialmente cuando se ostenta poder. Sin embargo, en los animales nunca es posible la hybris, ya que les guía el instinto común a su especie y no existe el peligro de que no se hallen en su lugar. No nos podemos imaginar que un caballo se rebele contra su destino y decida ser el león de la selva. Al contrario, los hombres están dotados de un tipo de libertad, de una capacidad de exceso que sin duda los hacen más interesantes que los animales.
En cuanto al tema de la muerte, Homero traza un esquema muy sencillo sobre el pensamiento de la muerte y el destino del alma:
1) La muerte es el fin del hombre entero, aunque sobreviva el alma.
2) La muerte es la única certeza que posee el hombre sobre su futuro.
3) La sombra de la muerte se proyecta sobre el curso entero de la vida.
Obras de referencias:
- 295. La Iliada latina. Diario de la guerra de Troya de Dictis cretense. Historia de la destrucción de Troya. (BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS)
- Poemas completos Constantino Cavafis
La muerte de Patroclo desencadenó el principio del fin de Troya. Cavafis le puso rima y poesía a la guerra de Troya y señaló su trascendencia metafísica.
Muy buen artículo, un saludo para ti desde Argentina.