El viaje a la antigua Asia Menor, actual Turquía, ha supuesto recorrer y admirar el mundo grecorromano que tantísimo ha aportado a nuestro mundo occidental. Al escudriñar el legado griego, por ejemplo, uno descubre que fue una civilización profundamente curiosa ante los misterios del mundo, ante la belleza del cielo, ante la armonía de los espacios naturales como las montañas, los ríos, los valles…El pueblo heleno buscaba el entorno natural, los espacios abiertos y conectar con la armonía y belleza de la naturaleza. Y recalco que debían de ser curiosos y observadores pues, gracias a estas cualidades, pudo originarse la filosofía, es decir, la imperiosa necesidad y la pasión por entender el mundo que les rodeaba y la comunicación entre ellos de manera razonada.
El término logos fue empleado por primera vez por Heráclito de Éfeso (540-480 a.C.) para quien el logos era la razón o la ley detrás del funcionamiento del universo. Bajo este término, Heráclito explicaba el mundo y daba un principio de orden. Por lo tanto, dicho vocablo tenía un significado universal, eterno y necesario para los primeros filósofos de Asia Menor.
Anatolia, o también llamada Asía Menor, está repleta de yacimientos arqueológicos que no dejan a nadie indiferente. Es la civilización occidental matriz que alberga surcos profundos y huellas indelebles sobre la historia de occidente, nuestra historia. Es nuestro patrimonio cultural más influyente que tenemos para sentirnos orgullosos. También hay que tener muy en cuenta que la civilización griega se nutrió de la sabiduría de los pueblos que la circundaron, por ejemplo, el alfabeto fenicio dio lugar al alfabeto griego o la mitología y los rituales religiosos también estaban impregnados de los pueblos indoeuropeos, egipcios y de la zona próxima a Oriente. El Mar Egeo, otro componente fundamental, fue crucial para el desarrollo de los pueblos griegos, sobre todo en la época de las colonizaciones, entre los siglos VIII al VI a. C.
Descubrir cada rincón, cada paisaje, cada lugar, nos exige un amplio y detallado estudio, pero a la vez, recibimos las respuestas precisas para entender nuestro actual mundo y cambiar la brújula de nuestra marchitada y confundida sociedad.
Admirar los yacimientos más hermosos de la antigua Grecia, recorrer sus ágoras, contemplar sus templos, otear el horizonte con la luz del cielo que ilumina al teatro griego, o subir al punto más alto de la ciudad de Troya para soñar despierto que formas parte de la Ilíada, son sensaciones únicas y transformadoras. Sólo hay que mencionar que con Troya emergió la luz de la literatura de occidente y los primeros pasos de aquellos héroes que buscaban la eternidad en el campo de batalla. En este viaje han sido muchas experiencias vividas, algunas de ellas, indescriptibles, sensaciones mezcladas de entusiasmo y a la vez de melancolía…
Sin embargo, en esta primera entrada voy a enfocarme en el teatro griego, el edificio que albergaba las primeras representaciones teatrales; y, en segundo lugar, mencionaré el odeón: espacio abierto utilizado para diversas actividades culturales y musicales.
Vista panorámica del teatro de Éfeso
Una experiencia sublime fue deleitarme con el teatro de Éfeso[1] y su entorno, pues parece que el propio teatro formara parte, de manera natural, de la colina, aprovechando así la pendiente y la estructura tan natural para una mejor acústica y, a su vez, evocar a las Musas[2] del Olimpo. La vertiginosa colina yergue al teatro de forma natural, en un entorno de acogedora serenidad: teatro y naturaleza se combinan para recordarnos que la sabiduría está en las fuentes clásicas.
El asombro (thaumasía) no deja de iluminarme los ojos a contemplar el teatro de Pérgamo. Si perdemos el asombro, ¿qué somos? Si vivimos imbuidos en el ritmo frenético de la vida, todo nos parece rutina y pesadez, y pensamos que no nos queda nada por asombrarnos, ¿por qué no se recurre a los clásicos, a la mitología, a los grandes dramaturgos griegos? Si se vive con prejuicios y con una mentalidad estrecha y poco receptiva, no tiene sentido tampoco leer a los clásicos y viajar por el mundo antiguo. La sociedad vaga como zombis buscando respuestas en las capas más superficiales de su entorno, despreciando la sensibilidad y al mundo sagrado. Acumular conocimientos, sin profundizar en la esencia, ¿de qué nos sirve? No hay que mirar al pasado con ojos del presente. El mundo moderno se enclaustra en su miserable receptáculo mental y no ve más allá de la primera piedra…
En un extremo del teatro se encontraba el Templo de Dionisio y, en el otro, el Altar de Zeus. El Altar de Zeus se encuentra en el Museo de Pérgamo de Berlín. (Enlace: Altar de Zeus)
El griego buscaba la “verdad” (aletheia), la justicia (dike), lo bello (kalós), enraizándose en la cultura como un proceso natural de construcción, de ahí que los griegos levantaran teatros, palestras, estadios y odeones en las colinas, en lo alto de las montañas, en los espacios abiertos donde se exhalaban sacralidad, respeto y belleza. La Paideia[3] griega se cimentaba sobre el ideal que condujo a los griegos a la conciencia de sí mismos, en una búsqueda de la sabiduría y perfección, a través de Homero, Hesíodo, Tucídides, Sófocles, Eurípedes, Platón, etc…Es decir, no es la educación de hoy en día que corta de raíz nuestra verdadera historia y anula a grandes figuras literarias, históricas o filosóficas que presentaron un nuevo desafío, una conciencia más abierta, un foco de luz en los momentos de penumbras…¡La paideía es cultura y no aprendizaje!.
Por otra parte, el mito abre la mente, conduce a la libertad, al discernimiento y a la justicia. El mito se exhalaba por el aire, gracias a los poetas como Homero, y no se imponía por un dogma religioso ni por la manipuladora política. Para mi es muy grave el olvido de la mitología, o su deformación, porque la realidad siempre se acaba imponiendo a quien no cuenta con ella.
La palabra catarsis (κάθαρσις kátharsis, purificación) es utilizada por Aristóteles para definir la tragedia griega (La Poética o Sobre la poética). Ver representadas sobre el escenario las debilidades humanas, ayudaba al hombre a ver los efectos y las consecuencias negativas de éstas, contribuyendo así a la purificación del alma.
Dioniso representa la divinidad que encarna la naturaleza primordial, salvaje y caótica de la vida. Es el dios del éxtasis, el trance y la inspiración y su culto está estrechamente relacionado con el teatro, la música y la danza. Dioniso es visto como un ser dual, con una personalidad que combina lo divino y lo humano, la razón y el instinto, la vida y la muerte.
El origen de la tragedia tenía su comienzo mismo con Dioniso, así surgió del entusiasmo festivo de los ritos relacionados con el dios del teatro y sus ritos dionisiacos, con la presencia de un coro disfrazado de sátiros.
Afrodisias tiene un coqueto teatro, con una capacidad para 7.000 personas. Es la ciudad más grande dedicada a Afrodita, la diosa griega de la fertilidad y del amor y la madre de Eneas, el famoso personaje de la guerra de Troya fundador de Roma. Afrodisias es espectacular y enorme, al ser una de las zonas arqueológicas más importantes de Turquía, le daremos una entrada especial en los próximos meses.
El anfiteatro de Mileto fue construido en el siglo IV a.C. en estilo helenístico siendo reformado en época romana. Arriba se observa una fortaleza bizantina que ofrece otras vistas espectaculares. Los anfiteatros ofrecían espectáculos de pequeños combates con animales o personas.
El teatro de Mileto se levanta sobre una cueva, tal vez, en la antigüedad, se le diera culto a una divinidad. Es curioso que Dioniso represente el dios de la muerte y el renacimiento y que el teatro esté acoplado a una cueva. Esto me recuerda las palabras de René Guénon: «Muerte y nacimiento no son sino las dos fases de un mismo cambio de estado, y el paso de un estado a otro se considera que debe efectuarse siempre en la oscuridad; en este sentido la caverna sería más exactamente, pues, el lugar mismo de ese tránsito».
Las representaciones teatrales más aclamadas por el público fueron personajes de la Ilíada: Electra, Áyax, Hécuba, Príamo, Aquiles…¡No es difícil imaginar estas representaciones en estos teatros!
Laodicea, ubicada hoy en Denizli, es una de las sorpresas de mi viaje porque tiene dos teatros durante el período romano. Su primer teatro, con capacidad para quince mil espectadores, es uno de los teatros antiguos más grandes de Anatolia. El segundo teatro llama la atención con las inscripciones en sus escalones.
En general, los teatros tienen una acústica impresionante debido a su diseño, lo que permitía a los espectadores escuchar claramente incluso los susurros y los sonidos más sutiles.
En suma, el teatro griego antiguo es una de las representaciones culturales de mayor importancia de nuestro mundo occidental. La religiosidad iba conectada con el teatro y las representaciones giraban en torno al mundo de la mitología. Por lo general, los teatros de Asia Menor se encuentran en un excelente estado de conservación, especialmente la cavea o graderío del público.
Todos los teatros griegos tienen un cierto número de asientos proédricos u honorarios, reservados para personajes distinguidos como sacerdotes y nobles. Estos asientos pueden ser sillones separados o a veces bancos con varios lugares, provistos de respaldo y apoyabrazos. La ubicación habitual de la proédria es en primera fila alrededor de la orquesta. En la imagen de arriba, se observa dichos asientos, en primera fila.
ODEÓN
El odeón griego cumplía con representaciones musicales como para canto y poesía, pero también para discutir sobre política o filosofía. Era muy necesario dominar la oratoria y la retórica. Como no puede ser de otra manera, las competiciones poéticas y musicales eran parte integral de las festividades religiosas.
Los odeones tenían una forma semicircular o circular y estaban construidos principalmente con piedra y mármol. Algunos tenían techos de madera o ladrillo. Los asientos solían estar dispuestos en forma de gradas, permitiendo una buena visibilidad desde cualquier lugar. La parte frontal del edificio, el escenario o la escena, estaba adornada con columnas y esculturas.
Los odeones de la Asia menor se encuentran en cada ciudad. Imaginaros el cultivo tan exquisito y refinado a la palabra, al relato, al discurso. Una civilización, con estos potentes basamentos culturales, que nos enseña a buscar la perfección en uno mismo y estar en armonía con la naturaleza. Aunque muchos odeones fueron construidos durante la antigüedad clásica, algunos fueron construidos o reconstruidos durante el período romano. Con el tiempo, algunos de estos edificios fueron abandonados o destruidos, pero otros fueron restaurados y siguen siendo puntos de interés turístico en la actualidad.
Indudablemente, la oratoria, hablar bien en público o expresarse con sentido y precisión eran herramientas muy potentes que los griegos dominaban. En la Ilíada[4], siguiendo el mandato del anciano Peleo, Fénix había enseñado al héroe Aquiles a hablar bien, a dominar la habilidad retórica, para una formación humana correcta.
En suma, con esta primera entrada he presentado los edificios públicos culturales más emblemáticos de Asia Menor. La belleza de los teatros acompañadas con la luz natural y en plena naturaleza me lleva a las antiguas representaciones que consistían en danzas y cantos cerca del altar del dios en cuyo honor se celebraban. Teatro, religiosidad, mitología, naturaleza, indudablemente, los griegos fueron inigualables para combinar la cultura con la sacralidad de manera solemne y respetuosa.
[1] Para ampliar más información sobre el imponente teatro de Éfeso: Arqueología.
[2] Os emplazo un enlace sobre las Musas de Animasmundi: Musas
[3] Werner Jaeger profundiza la paideia. Os recomiendo un enlace muy interesante: Paideia, una aproximación.
[4] Iliada. 9.442-443
Para ampliar más información: