Archivo mensual: marzo 2024

Retorno al paganismo

«¿Qué es lo que debemos admirar de un poeta?» – «Su inteligencia aguda, su sabio consejo y que haga mejores a los ciudadanos». Aristófanes. LAS RANAS. 1009.

El Olimpo tiembla tras una agitada y complicada asamblea en el Monte Ida. El mundo está en una crisis de profunda espiritualidad y los dioses reflexionan sobre el destino y el porvenir del ser humano. Zeus alza la voz y expresa su malestar por el posicionamiento del hombre en el proceso de destrucción del planeta, desviando sus propósitos hacia metas decadentes y a la liquidación de los principios y valores de la sociedad. Atenea se levanta de su trono y se dirige a la asamblea con voz grandilocuente para expresar que se ha perdido la búsqueda de la sabiduría, del conocimiento interior y de la verdad, en una sociedad donde se celebra el éxito rápido, se aplaude el esfuerzo mínimo y se potencia el consumismo descontrolado. Las Musas se agitan y vociferan aclamando más presencia en la educación de las áreas de latín, griego, historia, música…Hera se entristece de ver como el matrimonio ha dejado de ser una pieza clave en el desarrollo y educación de los hijos, muy necesaria para tener una sociedad sana y próspera, en detrimento por un gobierno tirano, anárquico y sin ningún propósito elevado. Las ideas de justicia, de virtud y el bien común para la sociedad están siendo menguadas y empobrecidas.

Detalle de Calíope (La Musa de la Poesía Épica) (Hija de Zeus y Mnemosyne) Agustin Pajou.

El Olimpo ha dictado sentencia: ¡los dioses me mandan a Troya!. Tengo que traer de vuelta los ideales reflejados en los poemas épicos de Homero, ese mundo heroico que vivió una espectacular mutación cultural, ese mundo donde los héroes anhelaban la conexión con las divinidades celestiales, con las fuerzas sutiles del cosmos y un vínculo directo con la naturaleza. La esencia del viaje, además, es recuperar los comienzos brillantes de la cultura griega. Tal como los dioses nos ven ahora , tras su tensa y pesimista asamblea, el mundo ha entrado en una fase descontrolada, decadente y fuera de las virtudes del cosmos tales como la justicia, la templanza, la sabiduría y la fuerza.

Las ideas y enseñanzas del legado griego son extensísimas, desde el pensamiento crítico y racional hasta las herramientas y enfoques para buscar la verdad, así como la reflexión sobre el significado y propósito de nuestros objetivos. Reconozco que la fuente de riqueza de la antigua Grecia es ir a contracorriente de la actual sociedad moderna-tecnológica, impersonal, sin una brújula que la guie, solamente la que nos dictan los poderes invisibles del mundo de la globalización. El hombre de hoy día ha perdido identidad social, cultural, política y religiosa. La sociedad se sostiene sobre un corcho en alta mar:  sin rumbo y sin destino propio. Por esta razón,  viene la necesidad de viajar a Troya,  con los poemas homéricos en mano como única arma para traer la llama perenne de la cultura griega e iluminar la actual sociedad con corrientes helenas como las costumbres, la religión, las humanidades, el arte y la educación. En definitiva, hay que plantar de nuevo las semillas de nuestra civilización occidental.

 Estamos repitiendo el mismo colapso de la civilización micénica del II milenio a.C. En aquel tiempo, el mundo griego se empobreció culturalmente, hubo un declive social, político y económico y se entró en la Edad Oscura. Hoy día, el ciclo se repite y es de suma importancia el renacer de la cultura griega, recuperar el espíritu heroico, construir un modelo social y económico más sostenible. En aquella época también hubo cambios climáticos, terremotos, sequías, empobrecimiento de las clases sociales, en fin, una quiebra social y con ello la extensión generalizada de la ruina y la confusión. Se llegó al colapso en el mundo mediterráneo afectando a los helenos, egipcios, hititas e islas colindantes. Se consumió la cera de la vela y con ella la luz del mediterráneo se esfumó.

Tras la consulta de los dioses, el viaje a Asia Menor, la actual Turquía, y tras el aprobado por unanimidad divina, el viaje a Troya se antoja necesario. Tenemos que reconducir nuestro mundo a nuestros comienzos patrióticos. Troya es el comienzo y el final de nuestro viaje. Homero será nuestra brújula, el gran referente para conocer la mentalidad griega en el siglo VIII a.C.

El mundo homérico nos lleva a contemplar el cosmos como la manifestación de algo superior y trascendente. Con Homero, nace la literatura occidental y gracias a ella, surgiría el poder del mito, el teatro, la poesía, la música y los primeros rituales religiosos. En definitiva, todo este caudal de riqueza nos lleva a la búsqueda de nuestro mundo interior a través de los héroes clásicos y de las tradiciones helenas más antiguas. Troya supone un viaje al mito más puro y esencial de nuestra herencia. Es el ADN universal que nos conecta con las raíces de occidente. La Iliada y la Odisea procedían de una tradición oral antiquísima que luego se pulió en ambas obras épicas, pero su inmenso legado escondía una gran tradición y una enorme importancia para la sociedad helena, muy afín a nuestros pensamientos y costumbres. No queda tan lejos el mundo homérico como podemos creer. Por esta razón, viajaremos a Troya con el fin de loar y recuperar el ingente y rico caudal de los valores tradicionales. La sociedad moderna se ha zambullido en el viaje a la oscuridad, un viaje a la incertidumbre, al pesimismo y a los cantos de sirenas de los políticos, de las malas influencias de los youtubers y de las nuevas corrientes pseudoespirituales que engarzan las estructuras podridas de nuestra sociedad. Es por ello que el viaje que realizaremos nos llevará también a ciudades que iluminaron occidente como:

Éfeso: ahondar en su pasado descubriremos el paso de varias civilizaciones en su anfiteatro de la era helena, su biblioteca y vías de la época romana y su arquitectura de la época bizantina. Éfeso fue un foco importante para el desarrollo de la ciencia y la filosofía.

Pérgamo: la época helenística dejó una marca indeleble en la historia de Pérgamo, consolidando su posición como una ciudad de importancia política, cultural y artística en el mundo antiguo. Sus logros durante este período contribuyeron a su legado duradero en la historia de Anatolia y la región circundante.

Príene: destaca sus templos religiosos que rendían culto a Deméter, Poseidón y Atenea.

Dídima: ciudad cercana a Mileto, famosa por su santuario oracular de Apolo y un templo dedicado a Artemisa.

Hierápolis: hay muchos templos construidos en nombre de Cibeles, Apolo, Dioniso y muchos otros dioses en la ciudad. Por eso se llama «Hierápolis» que significa «ciudad sangrada». Además, visitaremos el Santuario de Plutonium que accedía al inframundo, otra prueba iniciática que tenemos que superar

Afrodisias: es la ciudad más grande dedicada a Afrodita, la diosa griega de la fertilidad y del amor y la madre de Eneas, el famoso personaje de la guerra de Troya, y fundador de Roma.

En definitiva, visitaremos enclaves arqueológicos que nos zambullirán en el mundo griego. Mito, filosofía, historia, cultura y costumbres serán las estructuras que levanten nuestro nuevo mundo.

En suma, los dioses, por consenso divino, acuerdan realizar este viaje iniciático. Se ponen de acuerdo (sin precedentes en la mitología) para que la tradición vuelva a su cauce natural, rememorando el mundo homérico a través del mito y potenciando el papel del héroe ante las adversidades. ¡ Que la antorcha de la luz de la sabiduría me guíe y que los dioses me eleven al Olimpo después de este peregrinaje!

PÉRGAMO
AFRODISIAS
Hierápolis
Dídima
Pérgamo
Príene
Troya

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