Mnemósine

Mnemósine (Μνημοσύνη) era una Titánide, hija de Urano y de Gea. Con Zeus, engendra a las nueve Musas. Se trata de la «Memoria» (Hesiod. Theog. 134-135; Apollod. Bibl. 1, 1, 1; 3, 1). Sin embargo, otra genealogía que habría sido originada por un poema cosmológico de Alcman (siglo VII a.C.), afirmaba que estas nueve musas habían nacido en el principio de los tiempos como hijas de Urano y Gea. Por eso se afirma que pertenecen al grupo de los Titanes, ya que representan fuerzas del mundo antiguas y fundamentales del origen del cosmos.

Mnemósine visto por Dante Gabriel Rossetti (1875)

Según Hesíodo en la Teogonía:

(..) Gea acostada con Urano, alumbró a Océano de profundas corrientes, a Ceo, a Crío, a Hiperión, a Jápeto, a Tea, a Rea, a Temis, a Mnemósine, a Febo de áurea corona y a la amable Tetis. Después de ellos nació el más joven, Crono, de mente retorcida, el más terrible de los hijos y se llenó de un intenso odio hacia su padre. 

Mnemósine es la memoria y el recuerdo y, por lo tanto, tiene la capacidad de recordar lo ya existente y provocar que regrese el pasado en imágenes procedentes del devenir titánico. No desea el futuro, pues ella misma se inclina sobre sí misma y repite en el pensamiento algo que siempre ha pasado y que a su vez retorna como si se tratase de un círculo interno, una especie de bucle. La memoria tiene como base la experiencia y la experiencia es repetición (acontecimientos) y automatismos.

Como bien atestiguan las fuentes, los poetas de la antigua Grecia estaban adiestrados en la memorización y en la composición oral, quienes desde los comienzos de la épica habían formado y transmitido el saber mitológico. Gracias a Mnemósine la tradición mítica fue un repertorio de transmisión oral que iba heredándose (de manera repetitiva y con ricas imágenes) de padres a hijos.

Homero y Hesíodo son epígonos de una vieja tradición de bardos que componían magistralmente sobre papel y que solicitaban el favor de la Musa o las Musas , la conexión con ese saber memorizado que estas divinidades (las hijas de la Memoria, Mnemósine) transmitían al poeta.

Ambos poetas fueron los responsables de transmitir una antiquísima tradición oral que empezaría a deslumbrar durante el siglo VIII a.C., a poco de introducirse el alfabeto en Grecia. Tanto Homero como Hesíodo son los guardianes de un saber tradicional que no es invención de ellos, sino que repetían temas y evocaban figuras divinas y heroicas de todos conocidas por el pueblo heleno, al tiempo que reiteraban fórmulas épicas y se acogían, como principal valedoras, al patrocinio de las Musas, para que ellas garantizaran la veracidad de sus palabras. Recordemos cómo Homero comienza invocando a la Musa y cómo Hesíodo nos cuenta que fueron las Musas quienes se le aparecieron en el monte Helicón (de la región de Tespias, en Beocia) para confiarle la misión de transmitir el verídico y ordenado mensaje mítico de la Teogonía y de Trabajos y días.

Según el mito, y entre otros lugares, Eleuteras (norte de Ática) había un culto donde se veneraba a Mnemósine y cuentan que en una ocasión en Eleuteras , Mnemósine liberó a Dioniso de su éxtasis, es decir, le devolvió la memoria.

Otro mito relataba que quien deseara descender al santuario y oráculo subterráneo de Trofonio (en Beocia) era llevado, en primer lugar, a las fuentes de aguas donde debería beber del agua del Lete (el río del olvido) para después sumergirse en la fuente de Mnemósine que  le haría recordar lo que había visto en su vida. Digamos que el iniciado tendría una experiencia muy similar cuando la psique (el alma) abandonara el cuerpo y viajara al inframundo, al Hades, pero no sin antes bañarse en los cinco ríos del reino de las sombras: el Aqueronte (el río de la pena); el Cocito (el río de las lamentaciones); el Flegetonte (el río del fuego); el Lete (el río del olvido) y el Estigia (el río del odio). Sin embargo, había otro río, el Mnemósine, donde los iniciados en los Misterios tenían el privilegio de beber para recordar así sus vidas pasadas y alcanzar un status más elevado.

Se supone que Mnemósine acudía a los iniciados en los denominados misterios mayores, en su ayuda, hasta que podían alcanzar la sabiduría y reconocerse a sí mismo, su entorno y volver a su lugar de origen. De hecho, en las tablillas órficas relacionadas con el iniciado y el mundo mistérico expresan:

Ardo de sed y muero: pero dadme, aprisa, la fría agua que mana del pantano de Mnemosine.

El fin de este proceso iniciático era que con la ayuda de la memoria el iniciado sería un dios en vez de un mortal, liberándole de la muerte y dándole la verdadera vida.

Memoria, vida, renacer, dios y plenilunio,  son las conquistas mistéricas contra el olvido, la muerte, lo finito y temporal que pertenecen a este mundo. Al recuperar la memoria del pasado, el hombre se identificaba con Dionisos.

Un ejemplo que haría recordar y conservar la memoria con todas sus facultades intelectuales e intuitivas lo leemos en la Odisea (Libro X), cuando Circe le recomienda a Ulises que para complacer a los dioses tiene que buscar los conocimientos de Tiresias (uno de los adivinos más celebra de la Gran Hélade), y así poder regresar a su patria, a Ítaca. Ulises le pregunta dónde vive y Circe le responde:

  • Tiresias no vive, Ulises, al menos no en este mundo, es una sombra en el reino de Hades. Sin embargo, guarda allí bien entera su mente, pues sólo a él le han permitido conservar sus dones y las facultades de su espíritu, mientras que las demás almas no son sino sombras errantes. (Los viajes de Ulilses. National Geographic. Especial Mitología. Marzo 2020).

En definitiva, Tiresias es presentado por Circe como «el ciego, que no ha perdido nada de su espíritu» (X, 492)  Por lo tanto, Tiresias tuvo el privilegio de bañarse en el río de Mnemósine, pues conocía todo lo relacionado con los misterios, gran profeta, mediador entre los dioses y los hombres y con poder de canalización entre el mundo de los vivos y  los muertos.

Apolo y las Musas. El Parnaso, Anton Raphael Mengs, 1760- 1761.

Para concluir. podemos afirmar que  Mnemósine no sólo contiene la memoria, sino también domina todo lo rítmico. El Cosmos tiene un sonido sutil, inapreciable para nosotros, unas ondas rítmicas (muy parecidas a la corriente del mar) que se apoya en la percepción afinada, etérea y estructuras armoniosas. El ritmo envuelve el espacio y su movimiento es siempre circular y su lenguaje es rítmico. Por ejemplo, las Musas danzan con la música del Cosmos, bailan al son del Cosmos, acompañadas de Apolo. Por lo tanto, Mnemósine tiene un papel fundamental en la construcción progresiva del Cosmos, destinado a ser regido por Zeus.

Fuentes:

Diccionario Etimológico de la Mitología Griega.

Friedich Georg Jünger Los Mitos Griegos. 

García Gual. C. Introducción a la mitología griega. Alianza Editorial.

Enlace de interés:

Este artículo fue traducido al francés el 27 de abril de 2021 en: EURO-SYNERGIES

1 comentario

Archivado bajo Mitología, Reflexiones Metafísicas

Una respuesta a “Mnemósine

  1. Gracias por continuar iluminando!

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