UN PASEO POR LA MAGNA GRECIA

Autor: Michael Cheval

El colapso de la civilización micénica[1] trajo un empobrecimiento socioeconómico global. El mundo griego se empobreció en todos sus niveles, culturales y técnicos, y entró de lleno en la denominada Edad Oscura. Obviamente, la regresión en todas las capas socioeconómicas influyó también en la esfera de la vida cotidiana.

Tras la crisis de la Edad Oscura, los griegos levantaron ciudades-estados (polis) y se lanzaron a la conquista de nuevos mundos, fundando centenares de colonias para difundir su lenguaje, su religiosidad y su cultura por las riberas del Mediterráneo. En el siglo VI a.C. se vivió un crecimiento cultural y un hito histórico donde se separaba la religión de la ciencia y el hombre se situaba en el centro de su sistema de valores.

La escasez de la tierra sería otra causa para la colonización. El griego-colono debía iniciar una nueva búsqueda para paliar la falta de tierras para cultivar con el fin de encontrar un modo de vida que permitiera su supervivencia. La escasez de tierra traía consigo la pobreza, la sumisión y la incertidumbre. La poca tierra que había acarreaba tensiones sociales, disputas y un conflicto bélico. La única salida era abandonar definitivamente su lugar de origen en busca de otro donde fundar una nueva ciudad.

El hallazgo de una nueva ruta comercial (o de una tierra fértil y abundante) era la esperanza del griego que se lanzaría al mar en busca de sus sueños.

Cuando decide embarcarse en una expedición colonial, el primer paso era buscar una respuesta divina afirmativa y, para ello, se consultaba al oráculo de Delfos o el de Zeus en Dodona. Los oráculos servían para aconsejar rutas, destinos e información de interés. Luego, tras disipar las dudas con el oráculo, la ciudad nombraba a un jefe de expedición (oikistés) que seleccionaba a su núcleo de confianza, mayoritariamente miembros de la familia. Una colonia no se creaba a título personal, sino que resultaba de una decisión tomada por la propia ciudad. El objetivo era mandar una expedición a buscar un nuevo emplazamiento, a descubrir una nueva patria, a levantar los santuarios correspondientes según las divinidades y, no menos importante, establecer la defensa de la colonia. Todo esto, sin obviar que era sumamente importante establecer las instituciones cívicas y el reparto equitativo de la tierra por lotes. Desde el punto de vista religioso, la expedición portaba el fuego sagrado, encendido con la llama originaria de la ciudad, concretamente donde se hallaba el altar de Hestia con su fuego perpetuo. Para perpetuar el nuevo lugar sagrado, entre los emigrantes, siempre se encontraban los sacerdotes y sacerdotisas que garantizaban el cumplimiento divino y las tradiciones ancestrales.

La colonia seguiría teniendo un especial vínculo con su ciudad de origen. No se perdería contacto con su pasado, pues se pretendía crear una relación espiritual que unía a ambas ciudades. Además, se firmaban pactos militares, apoyo comercial, etcétera.

Sicilia y la Magna Grecia recibieron una fuerte oleada de colonos, ocupando las llanuras extensas, favorables a la agricultura, y se establecieron contactos con la población nativa del interior, que fueron su principal motor de materias primas y a la vez los compradores de sus productos manufacturados. La finalidad última era reforzar las rutas marítimas entre la ciudad de origen y su colonia.

La convivencia entre los colonos y los indígenas fue favorable. El representante colono tenía muy presente las indicaciones de los indígenas para asentarse en su nuevo emplazamiento. Hay constancias históricas que demuestran una concordancia entre ellos e, incluso, se celebraban matrimonios mixtos. En Sicilia y la península itálica las relaciones eran amistosas y pacíficas; nada que ver, por ejemplo, con Asia Menor, donde los griegos fueron sometidos por lidios y persas[2].

En definitiva, las colonias griegas en suelo italiano fueron muy importantes para la transmisión de la cultura helénica, sus instituciones, sus dioses y su arte, al tiempo que abrieron nuevos mercados y crearon otros propios entre los pueblos indígenas. El espíritu panhelénico irrigó las tierras italianas con su riqueza cultural.

Datos de interés[3]

El término “colonia” es una simplificación del término latino derivado de “colere”, que significa cultivar. Una forma de ocupación de nuevos territorios por parte de la polis.

La apoikía sería la nueva ciudad fundada por pobladores que abandonaban la ciudad origen. Precisamente “apoikizo” es el verbo heleno para definir el acto de separarse, lo que alude a la independencia con respecto a la ciudad de origen. Las colonias de la Magna Grecia estarían agrupadas bajo este concepto.

El empórion  o factoría comercial era un lugar más reducido que los dos anteriores.Su función era levantar bases comerciales para realizar transacciones comerciales con otros pueblos, básicamente el intercambio de productos de calidad, materias primas, especias, etcétera.

La kleruquía era la verdadera “colonia” en el sentido romano de término, pues consistía en la explotación agrícola de tierras situada fuera de la polis y que eran distribuidas en lotes entre sus ciudadanos mediante sorteo (Kléros).

Y como no puede ser de otra manera, para lanzarse a la aventura colonial, el pueblo griego buscaba el amparo divino y, para ello, se consultaba al oráculo. Delfos era el lugar elegido para realizar la consulta. Delfos proporcionaba información geográfica, datos bastantes fiables para aconsejar rutas marítimas y destinos propicios para empezar una nueva vida.

El oikisté o jefe de expedición era el responsable de fundar una colonia. Ya en Homero, en la Odisea, se marca la responsabilidad del jefe de expedición: conducir a los colonos a su nueva patria, establecer las defensas de la colonia, buscar emplazamiento para los santuarios de los dioses y asignar domicilio y campo de cultivo a los colonos. Obviamente, había unas estrictas normas para regir la colonia y establecer las instituciones religiosas y cívicas.

En líneas generales, se puede nombrar dos fases del movimiento colonial griego:

Primera fase: comprendería el periodo 775-675 a.C. donde los euboicos de Calcis y Eretria fundaron Pitecusas (actualmente la isla de Isquia).

Segunda fase: los colonos de Pitecusas se trasladaron a la Italia continental y a Sicilia y fundaron, por ejemplo, Cumas, Naxo, Catania; los aqueos fundaron Síbaris, Crotona y Metaponto; los espartanos, Taranto…

Fuego Sagrado

Hestia, hija de Cronos y Rea y, en consecuencia, hermana de Zeus, era la diosa del hogar y tenía como símbolo el fuego sacro, que debía arder continuamente para garantizar la pervivencia de aquellos que se ubicaban bajo su protección. Es una diosa que centra el culto del hogar, que se puede vislumbrar en tres niveles en función de los grados de asociación humana de la antigua Grecia: la casa, el oikos; la ciudad, la polis (la llama permanecía en el templo de Hestia o en el Pritaneo, sede de la política urbana, de ahí sus epítetos Boulaia, Prytaneia, Tamia, protectora del tesoro público); y la nación (cuyo fuego era el que ardía sin parar en el santuario de Delfos, por ejemplo). Su paralelo romano fue Vesta[4].

Huellas mitológicas

La Magna Grecia es tierra fértil de mitos y de grandes hazañas heroicas. Ya en Homero, a través de la Odisea, observamos que el periplo de Ulises también circunda las costas italianas. El héroe va descubriendo esos parajes muy similares a su continente e islas griegas con unas playas de aguas cristalinas, paisajes con viñedos y olivares, tierras fecundas para la agricultura, etcétera.

Los historiadores sitúan al dios Eolo en las islas Eolias, sobre la costa nordeste de Sicilia. La isla de Eea donde vivía la hechicera Circe, la sitúan en las costas cercanas a Nápoles, donde se encuentra precisamente el Cabo Circeo. La propia Nápoles nació como la ciudad nueva de “Neápolis”.

El pasaje donde Escila y Caribdis, dos monstruos que provocaban fuertes marejadas y devoraban a los marineros, se ubica en la actual Scilla, un enigmático y encantador cabo que se adentra en el Tirreno, a la altura de Calabria.

En definitiva, a los griegos de la época arcaica ya les eran conocidas estas rutas marítimas que evocaban lugares paradisiacos, pero, a la vez, destinos que infundían desconfianza, miedo, incertidumbre y misterio.

Según las fuentes mitológicas[5], la Gigantomaquia se libró en los Campos Flegreos, en las cercanías de Cumas. Las Moiras, armadas con mazas de bronce, derrotaron a Agrio y Toante, dos gigantes hijos de Urano y Gea. Hércules también participó en la determinante batalla. Cada gigante que caía al suelo el héroe lo remataba. Pausanias (VIII. 29. 1-2) relata esta descomunal batalla y cita los Campos Flegreos como gran escenario.

También en las fuentes mitológicas Dédalo voló hacia el oeste hasta que descendió en Cumas y allí dedicó sus alas a Apolo y le erigió un templo con techo de oro (Imagen 1). Luego hizo una visita a Cámico, en Sicilia, donde le recibió hospitalariamente el rey Cócalo, y vivió con los sicilianos disfrutando de una gran fama y erigiendo muchos edificios magníficos.

Y qué decir de la Sibilas de Cumas. Siguiendo el periplo de Eneas, el héroe troyano acude a Cumas (Imagen 2-3) para consultar sobre cómo descender al inframundo para visitar a su padre muerto. (abordaremos una entrada especial en el blog sobre Cumas y la Sibila).

Imagen 1
Imagen 2
Imagen 3
En los Campos Flegreo, vista panorámica del Averno, lugar donde habitaban los espíritus del Más Allá.

En la antigüedad griega existían mitos que habían dado origen a ciertas doctrinas de salvación, sólo accesibles a los iniciados, caso del culto de Deméter y el de Dionisos. Sus rituales, las Tesmoforias y las Antesterías, representaban el ciclo de la vida agraria, desde la muerte de la simiente hasta la renovación vegetal. Estas religiones acabaron asimilándose a la vida ciudadana. De hecho, en Atenas, tanto los misterios de Eleusis como los de Dionisos se integraron en el ámbito de las festividades públicas.

Alrededor del año 200 a. C. estos cultos mistéricos llegaron a Roma. Según Livio, los cultos dionisíacos fueron escasamente aceptados en un principio, porque eran exclusivos para las mujeres. Sin embargo, su popularidad creció, en especial desde el momento en que se incluyeron varones gracias a las innovaciones que introdujo una sacerdotisa de Campania, llamada Paculla Annia. Los cambios consistían en celebrar el ritual del culto por la noche, de forma que acabarían convirtiéndose en cultos secretos y de masas.

Dionisos se presenta como un dios liberador de las penas y las tristezas de esta vida mundana. Sus cultos y festividades representan la liberación de los sentimientos, la alegría sin control frente a las duras exigencias del orden establecido[6].

En Italia, el orfismo floreció en la Magna Grecia en el s. VI a.C, de carácter místico y esotérico.

Según reza la tradición[7], Orfeo se presenta como un poeta al que se le destina una amplia elaboración de relatos sagrados, pero su figura también figura en el viaje con los argonautas, como amante que desciende al Hades en busca de asu mada, como mago, hechicero, como músico y, sobre todo, como la figura que representa la ideología órfica, a través del cual el iniciado adquiere no solamente un conocimiento escatológico que versa sobre el destino de las almas en el Más Allá sino también la Sabiduría ancestral, pues se da a conocer la vida antes del nacimiento y después de la muerte, en definitiva, la transmisión de un saber fundamental que se ha de manifestar durante el rito.

Tras visitar los Campos Flegreos, Pozzuoli entraba en los lugares de peregrinación más apetitoso porque uno puede contemplar el tercer anfiteatro (conocido como el anfiteatro Flavio) más grande de la época (a finales del Siglo I de nuestra era) tras el Coliseo y el anfiteatro de Capua. Destaca su foso de 43 m a lo largo del eje principal que permitía la elevación de escenografías ambientadas en el mundo de la naturaleza, así también había otras aperturas preparadas para levantar jaulas con fieras del tamaño de un elefante, jirafas, fieras temibles sobre la arena para dotar al espectáculo de más dureza y realismo. (Imagen 4).

Imagen 4

En este teatro habrían muerto, víctimas de las fieras, San Jenaro, el patrón de Nápoles y San Procolo, patrón de Pozzuoli.

Vista aérea del anfiteatro de Pozzuoli (Imagen: Wikipedia)

Como dato curioso, el olor a azufre en Pozzuoli acompaña a la vista y se impregna como una colonia agria. Esto se debe al volcán que hay en la localidad que tiene una gran cantidad de azufre, de ahí su nombre Solfatara Pozzuoli.

Su nombre proviene del latín Sulpha terra, «tierra de azufre» (de ahí el mal olor). El olor a “huevos podridos” está en el ambiente de la localidad difuminado por el aire.

En definitiva, los Campos Flégreos ocupan una extensa zona volcánica y la gran parte de ellos están sumergidos. Algún día los dioses abrirán esos volcanes y lo más probable que la hybris de la humanidad desaparezca…Los romanos de la época creían que la entrada al inframundo era por este volcán, por su mal olor. El imaginario romano, dotado de mucha fuerza, era muy supersticioso y creía en ese mundo de fuerzas ctónicas que dominaban los hilos de la vida…por eso, se respetaba todo rito relacionado con las potestades del inframundo.

Allende el mar, Bayas sumergida, una ciudad al estilo resort veraniego para la élite romana. Un lugar de lujo, a pie de playa, con unas vanguardistas instalaciones para disfrutar de ellas, que incluía aguas minerales medicinales. Julio Cesar, Nerón, Calígula, Augusto, Pompeyo el Grande, Marco Antonio o Séptimo Severo pasaron por allí, muchos de los cuales construyeron villas en la zona de todo lujo.

Hay otra parte de la ciudad que no está sumergida y pudimos visitar. Tenía las termas, sólo superados en tamaño y prestigio por las termas de Roma. Acuarios, piscifactorías rudimentarias para asegurar el pescado y marisco fresco todos los días, villas y edificios opulentos decorados con mosaicos, frescos extraordinarios, mármoles y réplicas de esculturas griegas.

«La ciudad del pecado» tenía también un muelle privado, fastuosos jardines y la Piscina Mirabilis, con capacidad para cerca de 13.000 metros cúbicos que asegurasen el suministro de agua dulce. (Para ampliar más información: Bayas, la ciudad del vicio).

Termas de Baia

Una visita que me cautivó fue Posidonia o Paestum. Es como viajar a cualquier enclave de la antigua Grecia. Haremos un artículo especial sobre Posidonia y su museo. De mi visita destaco:

Templo de Hera

Paestum fue una Colonia fundada por los sibaritas (procedentes de Síbaris). Es uno de los mejores yacimientos de la arqueología griega, como se puede observar.

Tiene tres templos dóricos extraordinarios, con un siglo de diferencia.

Primer Templo: de Hera 560 a.C. Los griegos dejaban de construir en madera. En ese momento en la época arcaica griega estaba naciendo el arte dórico, y el primer templo dórico mejor conservado y más antiguo es el Templo de Hera. Destaca sus dimensiones tan descomunales que te asombra. Estamos ante una construcción más antigua que el Partenón griego, es decir, estamos en un periodo, arquitectónicamente hablando, en “pañales”, aún por aprender y por mejorar técnicas de construcción de templos.

Segundo templo: dedicado a la diosa Atenea, mucho mejor conservado, más pequeño, más elegante.

Templo de Atenea

Templo dedicado a Atenea

El tercer templo: más grande, pero cuando se ve es más pequeño, es más elegante, más equilibrado que el primer templo. Dedicado a Poseidón, a mediados del S. V a.C.

Me encuentro bajo el patrocinio de Atenea y empiezo a cantar a la diosa de los ojos glaucos, que nació armada, lista para el combate, que hizo temblar al mar y al Olimpo entumecer. El carro del sol se detuvo porque sus ojos brillaban como estrellas..¡Oh Atenea, te prometí volver a encontrarme contigo y tras una odisea de muchos años por fin veo tu luz…Sofía!

Otra colonia que merece una mención especial es Herculano, pequeña ciudad de mercaderes y veraneo de los patricios romanos, con casas grandes y de lujo que quedaron arrasadas por el Vesubio, al igual que Pompeya. [8]

Herculano

Y como no, Pompeya[9]

Pompeya
La Villa de los Misterios, en Pompeya. Haremos un especial sobre esta villa y de este fresco tan espectacular.

El viaje a Italia se ha realizado con Pausanias Viajes Arqueológicos. ¡Os recomiendo viajar con ellos! Más información en: Pausanias.

Calzada de Pompeya.

[1] Para ampliar más información sobre el final de la Grecia Micénica os recomiendo el siguiente enlace: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/final-grecia-micenica_17507

[2] Mogué, Pecci. Fátima. La Aventura de la Historia. Nº 222. Abril 2017. Artículo: La aventura colonial: la diáspora.  P. 63.

[3] Véase nota 2 para ampliar más información.

[4] Saco López, J. (2017). Mito y religión en el mundo. Ed. Publicia.

[5] Graves, R. (2012). Los mitos griegos. Ed. Ariel.

[6] Hard, R. (2009). El Gran libro de la mitología griega. Ed. La Esfera de los Libros.

[7] https://animasmundi.wordpress.com/2020/06/23/el-orfismo-entre-religion-y-filosofia/

[8] Para ampliar más información sobre la erupción del Vesubio en Herculano os recomiendo

https://upwikies.top/wiki/Herculaneum#History_of_Herculaneum

[9] Para ampliar más información sobre Pompeya: https://upwikies.top/wiki/Pompeii

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