INTERPRETACIÓN METAFÍSICA DE LOS MITOS — Julius Evola. Septentrionis Lux

INTERPRETACIÓN METAFÍSICA DE LOS MITOS A menudo nos topamos con interpretaciones de mitos hechos desde la literalidad de lo que se lee en ellos. Una primera lectura de los mismos induce, sin duda, a ello. Pero los mitos propios de diferentes Tradiciones Sapienciales presentan diferentes grados de interpretación, cada uno de ellos adecuado al tipo […]

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septiembre 22, 2019 · 6:34 pm

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  1. Si nos centramos en el mundo homérico los dioses interactúan con los hombres y viceversa. Ambos están en la escena principal de cada acción y, por lo tanto, sus acciones están condicionadas por el equilibrio y el orden de la naturaleza. Por encima de la ley divina destaca el sino de la naturaleza que hay por encima de ellos. Partimos de la idea de que los dioses homéricos no crean este mundo, pues también ellos tienen un linaje, una naturaleza definida, un lugar en la propia naturaleza y un fin determinado. No habiendo hecho el mundo los dioses, no son responsables de él ni tienen ninguna obligación especial con él. Por esta razón, los dioses y el hombre son libres, poderosos, pero a la vez su libertad es un caldo de cultivo de peligros. Las relaciones entre ambos están entrelazadas y los dioses homéricos se expresan a través de los signos y de los presagios, así como de los sueños, fuente de interpretaciones para el hombre, y gracias a estos canales de comunicación, los héroes pueden aprender algo sobre la dirección de los acontecimientos en que se encuentran. Sin embargo, hay que subrayar que la ayuda divina, en algunos momentos, es momentánea, poco de fiar o lo signos y/o señales son confusas o parciales. Esto se debe a que el conocimiento de los propios dioses es imperfecto o bien, también, que el hombre no posea en todo momento el discernimiento absoluto. Estos son roles muy habituales en el mundo homérico, pues tanto los dioses como el hombre no presentan plenos conocimientos, sino que son testigos de los acontecimientos que se van desarrollando a lo largo de la guerra de Troya siendo el presente la única certeza real y absoluta de lo que está sucediendo. Es cierto que los dioses poseen un conocimiento superior, pero hay ejemplos en los que pierden el ángulo o la visión total del campo de sus acciones. Un ejemplo sería cuando Deméter desconoce quién rapta a su hija Perséfone y gracias a la ayuda del hombre consigue reencontrarse con ella.
    No tenemos que obviar que el hombre también ha influido en conflictos divinos, como es el caso del mito de la manzana de la Discordia.
    En síntesis, el hombre teje junto a los dioses las vicisitudes del destino, teniendo una relación recíproca, cambiando el rumbo de la historia intrínseca relacionada con la esfera espiritual y esotérica. Aquí podemos finiquitar que el hombre tiene una alianza con los dioses directamente y que no debe temerlos, sino canalizarlos bajo una óptica interior, transformadora y esotérica, como es el caso de Ulises, un pequeño Zeus que tuvo que encauzar su vida del Caos al Orden. No obstante, debemos recordar que el hombre es mortal y que está situado entre los dioses y la naturaleza, pues la esfera divina es la de la existencia indeleble, la de su naturaleza y la del fluir incesante. A esto hay que sumar que los dioses pueden romper “la baraja” permitiéndose la destrucción de otra civilización, como es el caso del mito de Pirra y Deucalión o la caída de Troya, pues con la caída de Troya se convierte en el símbolo de la caída de la civilización micénica, pues el hombre rompe con su naturaleza y con la de los dioses. Un ejemplo ilustrativo sería el caso de Áyax Telamonio (Áyax el Grande), la antítesis de Ulises. Sin embargo, cabe recordar que en el mito de la manzana de la Discordia, Paris hace de juez, elige a Afrodita como la más bella entre todas las diosas y su decisión resulta determinante para la caída de Troya y todo lo que ha ocurrido es acorde con el sino en el cual el hombre también es responsable y participa en el entramado del universo con sus decisiones, bien reflejado en la expresión “como es arriba es abajo” ¿O acaso pensáis que sin la manzana de la discordia no hubiera existido la guerra de Troya? ¿Qué hubiera sucedido si en vez de elegir Paris a Afrodita hubiera elegido a Atenea o a Hera? ¿El rumbo de la historia habría cambiado?

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