
Homero
- Ningún hombre o mujer nacido, cobarde o valiente, puede eludir su destino.
- La vida es en gran medida una cuestión de expectativas.
- De todas las criaturas que respiran y se mueven sobre la tierra, no hay nada que sea más agonizante que el hombre.
- Las palabras vacías son malvadas.
- La juventud tiene el genio vivo y el juicio débil.
- Odio a ese hombre que esconde una cosa en su corazón y habla otra.
- Su descenso fue como la caída de la noche.
- Llevadera es la labor cuando muchos comparten la fatiga.
- Si sirves a muchos maestros, pronto sufrirás.
- El sueño es el hermano gemelo de la muerte.
- Incluso las penas son una alegría para alguien que recuerda todo lo que forjó y soportó.
- Fuera de la vista, fuera de la mente.
- Por las buenas o por las malas, este peligro también será algo que recordaremos.
- ¿No es sagrado, incluso para los dioses, el hombre errante que viene cansado?
- Hay un tiempo para muchas palabras, y también hay un tiempo para dormir.
- No sé lo que depara el futuro, pero sé quién tiene el futuro en sus manos.
- Un hombre que ha pasado por experiencias amargas y ha viajado lejos, disfruta incluso de sus sufrimientos después de un tiempo.
- Un amigo con un corazón comprensivo no vale menos que un hermano.
- Demasiados reyes pueden arruinar un ejército.
- Una pequeña roca retiene una gran ola.
- El esclavo pierde la mitad de su alma cuando entra en servidumbre.
- No hay mayor fama para un hombre que la que él gana con el trabajo de sus pies o la destreza de sus manos.
- No sigas cantando este amargo cuento que desgasta mi corazón.
- Incluso un tonto aprende algo una vez que lo golpea.
- Sé fuerte, dice mi corazón; soy un soldado; he visto peores lugares que este.
- Permítanme no morir sin gloria y sin lucha, pero permítanme primero hacer algo grande que se contará entre los hombres en el más allá.
- No envidies la riqueza del prójimo.
- El vino puede engañar el ingenio del sabio, pero hacer que el sabio se divierta.
- Los inmortales nunca son ajenos el uno al otro.
- Pocos hijos son como sus padres; la mayoría son peores, algunos mejores.
- Las almas generosas son dóciles.
- Él sabía cómo decir muchas cosas falsas que eran como verdaderos dichos.
- Ni el hombre más bravo puede luchar más allá de lo que le permiten sus fuerzas.
- ¡Cuán propensos a dudar, cuán cautos son los sabios!
- La desgracia no es tan grande como para morir por un amigo, como para encontrar un amigo por el que valga la pena morir.
- No digas una palabra a favor de la muerte; prefiero ser un siervo pagado en la casa de un pobre y estar por encima del suelo, que el rey de reyes entre los muertos.
- La caridad que es insignificante para nosotros puede ser preciosa para los demás.
- Ni el hombre más bravo puede luchar más allá de lo que le permiten sus fuerzas.
- Nosotros los hombres somos miserables.
- ¡Cuán tedioso es un cuento contado de nuevo!
- Le corresponde a un padre ser intachable si espera que su hijo lo sea.
- Zeus no presta su ayuda a los embusteros.
- No hay mejor aguijón que la necesidad.
- Los mares rugientes y muchas montañas oscuras se encuentran entre nosotros.
- La raza de los hombres es como la de las hojas: cuando una generación florece, la otra decae.
- ¡No mentí! ¡Acabo de crear ficción con mi boca!
- Todo hombre sabio ama a la esposa que ha elegido.
- Cualquier momento puede ser el último. Todo es más hermoso porque estamos condenados. Nunca serás más adorable de lo que eres ahora. Nunca vamos a estar aquí de nuevo.
- Ah, qué descarado, la forma en que estos mortales culpan a los dioses. De nosotros solos, dicen que vienen todas sus miserias, pero ellos mismos con sus propias maneras imprudentes agravan sus dolores más allá de lo que les corresponde.
- Los excelsos regalos de los dioses no pueden ser destruidos con facilidad por los mortales hombres, ni pueden hacer ceder a sus fuerzas.
- Cada hombre se deleita en el trabajo que más le conviene.
- Algunas cosas pensarás de ti mismo,… algunas cosas que Dios te pondrá en la mente.
- Nadie puede apresurarme a ir a Hades antes de mi tiempo, pero si llega la hora de un hombre, sea él valiente o sea cobarde, no tendrá escapatoria.
- La espada misma incita a actos de violencia.
- Los hombres se cansan antes de dormir, de amar, de cantar y bailar que de hacer la guerra.
- Aunque en la casa de Hades los muertos se olvidan de sus muertos, aun así tendré en cuenta a mi querido camarada.