Se cuenta que la diosa Atenea tenía un espejo donde se miraba y estudiaba todas sus actitudes; pero un día, se le cayó de las manos y se rompió en muchos pedazos. Al ruido que el espejo produjo en su caída acudieron las ninfas de la diosa, recogiendo, cada una de ellas, un pedazo del espejo roto.
Al cabo de un tiempo, las hermanas servidoras de Atenea se dispersaron por el mundo, y cada cual se vanagloriaba de poseer el espejo de la diosa.
Pero un sabio que había recorrido varias comarcas, se quedó maravillado ante la posibilidad de que tuviera tantos espejos como ninfas la diosa Atenea. Y para saber la verdad interrogó a una de ellas:
-Dime, ninfa encantadora, ¿es verdad que posees el espejo de la diosa Atenea?
-Sí- contestó la candorosa doncella.
– ¿Y cuántos espejos tenía tu señora? –objetó de nuevo el sabio altamente sorprendido.
-Uno solo.
Y, ¿cómo se explica que sean muchas las ninfas que se vanaglorian de tener el espejo de Atenea?
-No. El espejo de nuestra señora se hizo trizas un día que se cayó al suelo, y nosotras, afanosas de poseer algo de ella, tomamos cada cual un pedazo del espejo roto- replicó la joven.
-Así, pues, ¿lo que vosotras poseéis es un pedazo del espejo roto y no un espejo cada una? ¿No es así?
-Así es- respondió la ninfa algo sonrojada.
Y entonces, el sabio comprendió la elevada enseñanza que encerraba la leyenda, puesto que le hizo ver clara la verdad de las cosas.
Comentario personal
La luz de un amanecer, la serenidad del océano, la templanza del horizonte y la fuerza de la naturaleza fluyen desde otrora. Igualmente, la mente verdadera, la pura, la espontánea, la inefable, no dependen de los objetos de los sentidos ni tampoco participan del mundo de los fenómenos. Nuestra propia naturaleza espiritual es clara, resplandeciente, como un amanecer, serena como el océano y está más allá de las opiniones vertidas desde fuera y que trasciende de las fantasías, de las ilusiones efímeras, del consumismo y del egoísmo de nuestra actual sociedad.
Lamentablemente, nuestras vidas están programadas por la sociedad moderna. Esto quiere decir que ya no somos dueños de nosotros mismos y que nuestras situaciones cotidianas son limitadas. Los espacios se reducen considerablemente y es difícil encontrar la serenidad y la paz. Nos hemos aferrados a las formas, a los conceptos y a las etiquetas impuestas por la sociedad. Nos conformamos con un “pedazo” de cristal, cuando tenemos el espejo del universo dentro de nosotros mismos. Nos hemos ancorado en una mente obtusa, pegado a nuestra propia telaraña. Vivimos en una nubosidad irreal, cegados por el muro infranqueable de una sociedad cada vez más perdida y confundida.
Al final, y bajo la oscura brumosa sociedad, estamos anquilosados a las cosas materiales y a la falsa vida superficial. Ambas nos abocan a la pérdida de nuestra verdadera naturaleza. Sin embargo, el hombre está llamado para trascender los sentimientos sagrados y profanos, pues así se revelará su verdadera identidad que es real y eterna, tal como el cosmos.
La mayoría de las personas son incapaces de comprender y disfrutar de este relato cargado de una gran sabiduría. La sociedad en sí debe reconocer la enfermedad del materialismo y de las apariencias, pues el abismo de la humanidad ha llegado a nuestro mundo, fiel reflejo de nuestros millones de espejos rotos que tenemos en nuestras manos.
Para finalizar, compartiré una sabia reflexión de un maestro Zen: La mente es la facultad; los fenómenos, los datos. Ambos son como simples rasguños en la superficie de un espejo. Cuando un espejo está limpio de polvo y arañazos, su reflejo es impoluto. En el momento en que olvides la mente y los fenómenos, resplandecerá tu verdadera naturaleza.
No puede ser más atinado este post. Buen año nuevo (gregoriano) y un saludo cariñoso desde Argentina.
Gracias por los comentarios, siempre tan cálidos y cariñosos. Saludos!
Releo el texto que debería aclararme el concepto de la leyenda y encuentro sabia filosofía budista que no me encaja con la lectura. ¿podría tener una explicación más directa. Soy una de esas personas que no consiguen captar la sabiduría del texto.
Sintetizando el texto ¿quién es el dueño de la verdad? Pensamos que la verdad está fuera de nosotros, en un objeto, sobre cualquier material (en este caso un miserable trozo de espejo) y que hemos descubierto nuestro verdadero Ser. Tenemos que abandonar esos pensamientos imaginarios y las falsas expectativas que creamos en torno al mundo exterior. Solamente hay un camino hacia la verdad, hacia la sabiduría y no los múltiples caminos que trazan cada individuo a través del egoísmo y de la falsedad. Nos aferramos a un trozo de espejo, factor determinante para aferrarnos con fuerza al mundo terrenal, desplazando a un lado la corriente espiritual.
Gracias estoy muy satisfecha por la respuesta. sigo el camino espiritual . Le agradezco por el blog muy interesante y vario.