La Sibila es una mujer inspirada por lo dioses que, según los antiguos, tenía el poder de predecir el futuro. Originariamente, Sibila era el nombre de una muchacha legendaria dotada del don de la profecía, pero pasó luego a designar a todas las profetisas. Este sistema de adivinación estaba extendido por toda Grecia y luego se desarrolló en Italia. Aunque se desconozca el significado original de la palabra sibila, se cree que fue el nombre de una vidente de Marpeso, cerca de Troya, que expresaba sus oráculos en forma de acertijos, escribiéndolos en hojas de plantas. Lo cierto es que la tradición de las sibilas fue trasmitida a los griegos, y de ellos a los romanos, localizándose en lugares concretos. De esta manera, sibila se convirtió en un término genérico, aplicado a muy distintas profetisas, especialmente inspiradas por Apolo y encargadas de dar a conocer sus oráculos. Por ejemplo, en el oráculo de Delfos, en Grecia, la profetisa, llamada pitia o pitonisa, era sacerdotisa de Apolo. Masticaba hojas de laurel (el árbol de Apolo) para sumirse en trance profético o inhalaba vapores volcánicos tóxicos para tales fines proféticos.
Las más conocidas eran la sibila de Eritras, en Lidia (Asia Menor), y sibila de Cumas, en Campania (Italia), a las que la leyenda confunde a menudo. La sibila de Cumas, según la leyenda, fue una mujer llamada Amalthaea que se escondía en una cueva en los Campos Flegrei (Nápoles). Ella había sido joven y hermosa, lo suficiente como para atraer la atención del dios Apolo, quien le ofreció un deseo a cambio de su virginidad. Tomando de su mano un montón de polvo, Amalthaea pidió un año de vida por cada grano, pero por desgracia olvidó pedirle también la eterna juventud. A medida que iba envejeciendo, fue encogiéndose y resecándose hasta parecer una cigarra, entonces la metieron en una pequeña jaula que colgaron en el templo de Apolo en Cumas. Virgilio la representa escribiendo el futuro en las hojas de roble que había en la entrada de su cueva, esta cueva ocultaba una entrada al inframundo.
En suma, las sibilas estaban vistas como el símbolo de la sabiduría antigua. Según cuenta una tradición cristiana, habían predicho el advenimiento del cristianismo. Asimismo, hay que mencionar los Libros sibilinos: una recopilación de oráculos, escritos en griego, que los latinos llamaron libris fatales o fata sibilina. Según refiere la tradición, una anciana (se dice que fue la sibila de Cumas) propuso al rey romano Tarquino “el Soberbio” venderle los nueve volúmenes de estos libros. Tarquino no aceptó, pues la cantidad que pedía la anciana le pareció demasiado elevada. Ella entonces quemó tres volúmenes y le pidió la misma suma por los restantes. El rey volvió a negarse y la mujer quemó otros tres. Sorprendido por tanta obstinación, el rey terminó comprándole los tres últimos. Estos libros se conservaban en el Capitolio al cuidado de una secta de sacerdotes encargados, por orden del Senado, de consultarlos en caso de prodigios o calamidades públicas. En el siglo I fueron quemados, aunque más tarde se restauraron y pasaron al templo de Apolo, en el Palatino.
Por otra parte, también tenemos que destacar a los Oráculos sibilinos: recopilación del siglo VI d.C. compuesta por diatribas y profecías griegas de inspiración judeocristiana.
En el área literaria, Virgilio describe el antro de la sibila de Cumas y la convierte en la guía de Eneas en su descenso al Hades (Eneida, III y VI). El culto de Apolo era nigromántico, dedicado a los difuntos y al otro mundo. En el sexto libro de la Eneida, de Virgilio, la sibila de Cumas aparece como guía al más allá. Eneas, el héroe troyano, acude en consulta a su santuario, “una caverna enorme y oscura” situada bajo el templo de Apolo. Ella le entrega la Rama Dorada, credencial mágica para el más allá, y luego les guía, a él y a sus hombres, a las puertas del mismo, en el lago Averno.
También se menciona en la Metamorfosis de Ovidio (XIV):
Cuando éstas hubo preterido y a la diestra de Parténope las murallas abandonó, por la izquierda parte del canoro Eólida en el túmulo y, lugares preñados de palustres ovas, en los litorales de Cumas y en las cuevas de la vivaz Sibila entra y que a los manes paternos él acuda a través de los Avernos, le ruega. Mas ella su rostro, largo tiempo en la tierra demorado, erigió, y, al fin, delirante del dios por ella recibido: “Grandes cosas pretendes”, dijo, “varón por tus hechos el más grande, cuya diestra a través del hierro, su piedad a través de los fuegos se han contemplado. Deja aun así, Troyano, el miedo: dueño serás de tus pretensiones y las Elisias moradas y los reinos postreros del mundo conmigo de guía conocerás y las efigies amadas de tu padre. Inviable para la virtud ninguna vía hay”, dijo y fulgente de oro una rama en el bosque de la Averna Juno le mostró y le ordenó desgajarla de su tronco.
También, Petronio, en el Satiricón presenta a la sibila convertida en juguete de unos niños que le preguntan: “Sibila, sibila ¿qué quieres?”. Ella responde: “Quiero morir…”
En el área iconográfica, destaca, entre otras obras, la sibila de Cumas que fue pintada por Miguel Ángel que la retrató en la capilla Sixtina en el Vaticano.
Es preciso señalar la frecuente presencia de sibilas en el arte cristiano que se explica, como ya hemos indicado, por la tradición según la cual la venida de Cristo habría sido anunciada por oráculos sibilinos. Como mención especial destacaremos a Rodrigo Alemán (S.XVI): en la Sillería del coro de la catedral de Zamora, aparecen, junto a la figura del Antiguo y el Nuevo Testamento, otras de las sibilas, y en particular de la de Delfos.
Obras de referencias recomendadas:
Las Sibilas: Oráculos Divinos Entre Los Gentile Documentos Científicos e Históricos Recogidos y Dados a Luz…
La Eneida…
Las Metamorfosis
Satiricón
Temis se le considera diosa del Orden y la Justicia, es hija de Urano, el Cielo, y de Gea, la Tierra. Forma parte de la primitiva generación preolímpica de los titanes y personifica la ley divina y moral. Fue la segunda esposa de Zeus, después de Metis, y le dio varios hijos: las tres moiras (un fragmento de Píndaro, sin embargo, cuenta que las Moiras ya estuvieron presentes en las nupcias de Zeus y Temis) y las tres horas. Al parecer Temis tenía dotes proféticas y reinaba en el santuario pítico de Delfos antes de que se instalase Apolo, aunque Temis siguió viviendo en el Olimpo (raro para una divinidad primitiva). Temis anunció, por ejemplo, que Aquiles sería más poderoso que su padre y advirtió a Atlas que un hijo de Zeus vendría a robar las manzanas de oro de las Hespérides (Heracles, Teogonía)
Muy interesante la profecía de los oráculos sibilinos sobre la venida de Cristo. El tema podía abordarse más profundamente. Revisaré las fuentes mencionadas. Un buen artículo. Saludos.
Gracias por la aportación tan interesante sobre Temis. Sería de buen agradado que se aportara información detallada sobre la profecía de los oráculos sibilinos anunciando la venida de Cristo. En el ámbito de la música, la Sibila aparece mencionada en «Dies irae», introducido en 1249 en el oficio de difuntos, donde se dice que el rey David «cum sibylla» («con la sibila»), anunció el fin del mundo. El tema en cuestión es interesante para estudiar y ampliar información.
He encontrado una tesis (formato PDF) sobre los oráculos sibilinos. Son aproximadamente mil páginas. Si alguien quiere «emborracharse» sobre este tema, me mandan un correo electrónico que hay de contacto en este mismo blog y os lo mando. El tema es amplísimo pero muy interesante. Os recomiendo tener paciencia. Saludos!