El destino de Sísifo

Sisyphus by Titian, 1549

Sisyphus by Titian, 1549 (Photo credit: Wikipedia)

¿Debemos imaginar a Sísifo feliz? Sísifo era hijo de Éolo y Enareta. Se le consideró uno de los fundadores de Corinto. Cada episodio de su leyenda es la historia de una de sus artimañas.

Cuenta la leyenda que Sísifo fue testigo casual del rapto de Egina, la hija del dios fluvial Asopo, y reveló al desconsolado padre la identidad del raptor (que no era otro que Zeus) a cambio de que este hiciese brotar un manantial en Corinto. La delación atrajo sobre Sísifo la cólera del señor del Olimpo, que le impuso un castigo ejemplar y eterno: arrojado al Tártaro, fue condenado a empujar un enorme bloque de piedra hasta lo alto de la colina, desde donde caía nuevamente hasta la base, viéndose obligado Sísifo  a empezar una y otra vez, un esfuerzo eternamente frustrado.

Una tradición diferente explica el tormento de Sísifo como castigo a otra de sus supercherías. Zeus, para vengarse de la delación de Sísifo envió a Tánato, la Muerte, para que se apoderase de él, pero fue el astuto mortal quien consiguió hacerlo prisionero y lo retuvo cargado de cadenas, librando así a los mortales por un tiempo del funesto genio alado. Tánato, liberado finalmente por Ares, reemprendió la persecución de su víctima y le dio muerte. Esta vez, Sísifo, antes de morir, rogó a su esposa que no le tributase honras fúnebres. Al llegar al Tártaro, Sísifo pudo así pedir a Hades que le permitiera regresar al mundo de los vivos con el pretexto de castigar la impiedad de su esposa. Sísifo regresó por tanto a Corinto y sus días transcurrieron dichosos hasta edad muy avanzada, pero cuando finalmente murió, los escarmentados dioses del Olimpo le impusieron el suplicio de la roca para mantenerlo ocupado sin descanso y que no pudiera así urdir nuevas tretas.

El castigo de Sísifo aparece en la Odisea (Canto XI) cuando Ulises baja al Tártaro y relata lo siguiente:

Y vi a Sísifo, que soportaba pesados dolores, llevando una enorme piedra entre sus brazos. Hacía fuerza apoyándose con manos y pies y empujaba la piedra hacia arriba, hacia la cumbre, pero cuando iba a trasponer la cresta, una poderosa fuerza le hacía volver una y otra vez y rodaba hacia la llanura la desvergonzada piedra. Sin embargo, él la empujaba de nuevo con los músculos en tensión y el sudor se deslizaba por sus miembros y el polvo caía de su cabeza.

¿Qué representa este mito?

Su castigo puede aparecer como símbolo del alma incapaz de elevarse sobre la materialidad de las cosas. Este castigo nos recuerda que no debemos quebrantar las leyes del universo y si en nuestra vida las acciones se repiten, una y otra vez, y volvemos al mismo punto, sin poder salir de una espiral negativa y fatalista, con un continuo subir para volver a caer, no debemos aceptar ese destino y transformar un castigo eterno condenado por los dioses en un afán de superación . En la vida no se vive celebrando victorias sino superando derrotas.

¿Debemos imaginar a Sísifo feliz?

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