Epiménides era de Cnosos (Creta) y había crecido a la sombra del palacio de Minos. Fue considerado uno de los Sabios de la Grecia Antigua junto a Tales de Mileto. Se dice que había dormido durante cincuenta y siete años en la caverna de Zeus y, al despertar, empezó a practicar el arte de curar, a poseer poderes adivinatorios, a ejercer de sacerdote purificador y adquirió una sabiduría hacia lo oculto. Continuando con la versión de su longevo sueño, hay un texto de Máximo de Tiro que expresa que en ese largo sueño, Epiménides adquirió dicha sabiduría porque su alma habría viajado hacia los dioses y habría encontrado la Verdad (Alétheia) y la Justicia (Díke). Cabe destacar que fue un largo soñar (ónar) y no un mero dormir (hypnos) ya que en sueños conversó con los dioses y habló con Alétheia (Literalmente la palabra significa «aquello que no está oculto«, «aquello que es evidente«, lo que es verdadero) y Díke (la personificación de la justicia).
Se recogen testimonios de su época que destacan que Epiménides tenía capacidades para separar su alma del cuerpo. Esta facultad valdría para explicar sus aprendizajes y encuentros con el más allá de lo físico. Además, se consideró un gran ayunador que vivía exclusivamente de un preparado vegetal que solía almacenar en la pezuña de un buey . Dicha dieta estaba relacionada con su prodigiosa longevidad de 157 años y con su conocimiento profundo de plantas y raíces.
Otra peculiaridad de su leyenda fue que después de su muerte se observó que su cuerpo estaba cubierto de tatuajes, con misteriosas letras grabadas. Los griegos solamente recurrían al tatuaje para marcar a sus esclavos, por lo que se pensó que era una señal de su consagración de Semi-Dios, o bien lo atribuyeron a la influencia directa de Tracia, donde se tatuaban a las personas más distinguidas, en especial a los chamanes.
Para terminar, Epiménides también prestó un servicio a la comunidad, tanto en Atenas como en Creta, desvelando crímenes ignorados, reconciliando todo tipo de conflictos sociales y políticos a través de la discreción y la prudencia.
Obra de referencia: Los filósofos presocráticos (GRANDES OBRAS CULTUR)