En Homero, encontramos solamente una clase muy especial de sueño y de descripción del sueño. Los sueños homéricos son «sueños literarios» utilizados como soporte de la historia. Es decir, la psiqué no representa la individualidad de una persona en sueños o en formas de inconsciencia. De esta ausencia no deberíamos asumir que dicho atributo de la psiqué no existiera en tiempos de Homero. Las descripciones de Homero sobre el sueño se ajustan al siguiente esquema:
1. La imagen del sueño se dirige hacia el durmiente.
2. Presentación y leyenda de la imagen del sueño.
3. Consecuencia del sueño.
Homero dota al sueño de un mensaje de carácter divino: «—Escuchad, amigos míos; mientras dormía, he tenido un sueño divino. Ahora estamos muy lejos de las naves; que uno de vosotros vaya a decirle al hijo de Atreo, al divino Agamenón, pastor de pueblos, que haga venir a este lugar, lejos de las naves, un mayor número de guerreros» (Ulises, Canto XIV La Odisea)
En un sueño, Atenea visita a la princesa Nausica, hija de Alcínoo, rey de Esqueria, y urgiéndola a tener sus responsabilidades como mujer en edad de casarse (Canto VI La Odisea)
Por lo tanto, no se encuentra en Homero la actividad propia del alma dentro del sueño, aunque su ausencia no implica necesariamente su inexistencia.
Datos de interés:
En Grecia, la muerte y el sueño son hermanos. Nyx, la personificación de la noche, surgida por sus propios medios de Caos, engendra también por sí misma a Hipnos, el sueño, y a Tánatos, el genio alado de la muerte. Este último no nace solo, sino acompañado de las Keres, que representan el destino de los mortales, y de Moro, la suerte. Además, las Moiras, las diosas que hilan la hebra de la vida de cada persona en su rueca, también son hijas de Nyx, como lo son el propio Día y el Éter.
Podéis ampliar más información en el comportamiento del alma en el sueño. en el pensamiento homérico.
Obra de referencia recomendada: